
Me gustan estos días que me arrancan de la rutina, este interludio entre fiestas, este tiempo de familia, de reencuentro con amigos y de reposo para algunos, donde no sabemos en qué día de la semana estamos mientras esperamos el nuevo año y nos olvidamos un rato de la dieta.
Hay algo embriagador en esta sensación de transición que nos transporta de un tiempo a otro y nada mejor que acompañarla de buena música y letras nóbeles.
Hace poco descubrí a Stacey Kent, cantante de jazz estadounidense de larga carrera artística, y supe de la singular asociación que tiene con el escritor Kazuo Ishiguro (“Los Restos del día” (1989), “Nunca me abandones” (2005), entre otros), premio Nobel de Literatura 2017. Hasta 2002 ambos no se conocían, pero la casualidad quiso que un día, escuchando una entrevista radial que le hacían al autor, Stacey Kent quedara atónita cuando él señaló que era fanático de su música. Ante tanta coincidencia -porque ella también era ávida lectora de sus libros- decidió contactarlo para agradecerle sus palabras, lo que derivó en un encuentro y el comienzo de una amistad que dura hasta hoy.
La música es un tema tratado en muchas de las obras de Ishiguro (“Los Inconsolables” y “Nocturnos”, por ejemplo), pero nunca sus relatos habían sido transformados en música, al menos no en público. Según cuenta él mismo en un artículo del diario The Independent, escribir canciones fue una de sus pasiones en su juventud, por lo que se entusiasmó mucho cuando, a poco andar, Stacey Kent y su marido, el saxofonista Jim Tomlinson, le propusieron que escribiera la letra de canciones para su nueva producción discográfica.

Así nació el álbum “Breakfast on the Morning Tram” (2007), que incluye cuatro canciones escritas por Ishiguro con música de Tomlinson. Estas son “I wish I could go travelling again”, “So Romantic”, “The Ice Hotel” y “Breakfast on the Morning Tram”. En cada una, Ishiguro construye un universo delicado, sutil y lleno de metáforas, tan propio de su narrativa. Son canciones que cuentan historias de amor y desamor, de viajes, decepciones y nuevos lugares que suscitan emociones.
Una de mis favoritas es la que le dio el nombre al álbum y que en español se traduce como “Desayuno en el tranvía de la mañana”. Describe un lugar casi mágico -el tranvía de la mañana- con cualidades excepcionales, capaz de hacer que un extranjero en la gran ciudad se sienta acogido y comprendido. Lo invita a entrar y a disfrutar un panqueque de canela que le hará pasar su pena. Los otros pasajeros lo harán sentirse en casa, le ofrecerán más café y no lo dejarán sentarse solo. Porque han visto a muchos como él/ella y ellos también han pasado por lo mismo.
Dan ganas que toda gran ciudad tuviera uno de estos tranvías para acoger al agobiado recién llegado.
Otra canción, “The Ice hotel” (“El hotel de hielo”), es una invitación más romántica para arrancarse a un paisaje exótico por lo frío, sensual y extremo. Juega con contrastes y escapa del lugar común, sin dejar de lado el humor, muy bien interpretado por la bella voz de Kent. La música es hermosa y más que hablar de ella es mejor escucharla. Les dejo estos videos para que disfruten con unas lindas canciones estos últimos días de 2019.
Nos vemos en 2020, que espero traiga para todos, paz, amor, salud y muy buenas lecturas.