Esos hilos invisibles que nos unen

Distancia de rescate S. Schweblin
 “Distancia de rescate”, Samanta Schweblin. Literatura Random House (2015). ISBN: 978-84-397-2948-8

Me leí «Distancia de Rescate», de Samanta Schweblin en una tarde, sin pausa ni respiro porque no se puede de otra forma. Pocas veces un libro me ha agarrado como este, como para no poder soltarlo ni siquiera para hacerme un café, aunque no es la primera vez que me sucede con esta autora argentina.

Hay una urgencia que se impone en su escritura, que ya había notado en la excelente colección de cuentos “Pájaros en la boca” que comenté hace un tiempo en este blog; una tensión hipnótica que cala más hondo que nunca en esta, su primera novela (2014), lo que hace de ella una lectura imperdible.

Trata de Amanda y su pequeña hija Nina quienes pasan las vacaciones en una casa arrendada en el campo mientras su marido trabaja en la ciudad. Ahí conocen a Clara y a su hijo adolescente, David, que viven en la casa contigua. Se entabla una amistad y de ahí en adelante se suceden extraños eventos.

La historia la conocemos a través del diálogo entre Amanda y David; este interroga, aquella relata y reconstruye los sucesos con una inminencia tal que parece que todo estuviera viviéndose nuevamente, con todas las posibilidades de cambio y reformulación que ello abre. Se siembra así la duda acerca del final que creíamos intuir como algo seguro desde el inicio de la narración.

No digo más de la trama, para no arruinar la experiencia y el suspenso de su lectura. Este es el tipo de novelas a las que hay que ir con mente fresca y dejarse llevar por la historia y los numerosos recovecos e interpretaciones que ofrece. Solo agregar que este juego sutil de expectativas es muy efectivo y es posible gracias al lenguaje directo y concreto de esta autora quien no se detiene en adjetivos inútiles, sino que hace fluir la prosa con ritmo implacable.

La riqueza de esta novela es que se deja tomar desde muchas aristas. Hay elementos de denuncia ambiental, crítica social, fantasía, atisbos paranormales, suspenso y no poca emoción. Creo, sin embargo, que es el elemento humano el que cala más hondo: el drama personal es lo que atrapa e interpela.

En el fondo, está el tema de la maternidad, de los hilos invisibles que unen a madres e hijos y cómo reaccionamos cuando aquellos se tensan o relajan. El título de la novela (“Distancia de rescate”) hace referencia a la longitud de ese hilo: la distancia de rescate es para Amanda “esa distancia variable que me separa de mi hija” y se pasa la mitad del día calculando cuánto se demoraría en recorrerla para salvarla de algún peligro. Es un hilo visceral, que aprieta las entrañas cuando tira y también tortura de dolor cuando no se siente más.

En este sentido, la novela continúa explorando una temática ya tratada por la autora anteriormente. Varios de los cuentos de su colección “Pájaros en la boca”, por ejemplo, auscultaban el tema de la maternidad desde diferentes miradas; desde la de hijos incomprendidos por sus madres/padres; desde embarazos pospuestos, temidos o interrumpidos; de maternidades obsesivas e hijos incontrolables. En esta novela, Schweblin aborda el asunto escarbando más hondo en el miedo, la culpa y los extremos a que se puede llegar por rescatar al hijo(a). Lo hace de manera tan intensa que resulta imposible no sentirse tocada por algún aspecto de la historia.

En lo personal, encontré que esta idea de distancia de rescate resuena más fuerte que nunca en estos tiempos de confinamiento y distancia social obligada, donde muchos estamos muy lejos de nuestros padres y/o de nuestros hijos ya grandes. Es en momentos como estos cuando comprobamos con fuerza que ese hilo existe y sentimos cómo se tensa al percibir el peligro que acecha.

Duele no poder acortar la distancia, no poder ir al rescate. Sabemos que ahora es imposible y que, para salvar a otros hijos y otros padres, hay que seguir guardando la distancia entre todos y quedarse en casa, esperando que en los lugares donde estén los nuestros, otros sabrán hacer lo mismo.

 

Cuentos que no sueltan

Los relatos de “Pájaros en la boca y otros cuentos”, de Samanta Schweblin, desbordan en intensidad y tensión. Agarran del cuello y no sueltan, tal como el gran Julio Cortázar decía que tenía que ser un buen cuento: “incisivo, mordiente, sin cuartel desde la primera frase”.

20180922-DSC04082 (2)Samanta Schweblin lo logra en la mayoría de sus 22 cuentos, reunidos en este libro que disfruté, en lo que ha sido mi entrada al universo de esta escritora argentina radicada en Berlín, a quien pienso seguir leyendo.

Me gustó esa mezcla de realidad y absurdo, donde las cosas parecen ser normales, tal como las conocemos, hasta que algún acontecimiento prueba lo contrario. Consejo a los lectores: déjense llevar por la narración, déjense sorprender y, sobre todo, miren a través del prisma del narrador sin oponer resistencia.

Su tono me cautivó de inmediato y a medida que fui avanzando cuento tras cuento fui entrando en este ritmo de lo inesperado, del desenlace imprevisto, de la situación pasmosa o a veces ridícula, aunque llena de interpretaciones perfectamente plausibles.

Porque detrás del aparente disparate, se esconden asuntos profundos y universales; realidades tangibles que resuenan. El absurdo o lo fantástico sirve así de metáfora a temas de fondo. Estos se asoman, pero no exactamente como lo conocemos en la realidad: la maternidad/paternidad, por ejemplo, se enuncia, se da a entender en varios cuentos, pero sin nombrarla, en un niño que se vomita, un monstruo que se caza, o en unas mariposas con las alas rotas. Igual cosa ocurre con temas como el afán de control, la violencia de género, la violencia a secas, la soledad, la depresión, el sentido de la vida, entre otros que abordan los relatos.

Muchos de los personajes de estos cuentos buscan respuestas, algunos pasivamente, otros parecen estar al borde del ataque de nervios. En “Hacia la Alegre civilización”, por ejemplo, un hombre llamado Gruner se ve en la absurda situación de, día a día, no poder tomar un tren porque no hay cambio cuando quiere comprar el billete. Schweblin transmite hábilmente la frustración de Gruner en un crescendo de irritación que se resuelve en un desenlace original que nos deja pensando en el sinsentido de ciertos afanes en nuestra propia vida.

Hay humor -a veces bastante negro- y también poesía, todo ello expresado en un lenguaje trabajado, sobrio y efectivo, donde los adjetivos casi no existen a menos que sean estrictamente necesarios a la historia. La prosa fluye, la acción se desarrolla sin tropiezos; un verdadero placer de lectura.

Sobre todo, me gustó la forma en que la autora usa el diálogo como recurso que exacerba una acción ya agitada y confusa en cuentos como “Agujeros Negros”, donde la manía del Continuar leyendo «Cuentos que no sueltan»