Nada le sale bien a Carlos Overnead, el narrador y protagonista de la novela “Explicación de todos mis tropiezos”, de Oscar Bustamante. A primera vista, podría encasillársele en el estereotipo del perdedor, la oveja negra de la familia; ese primo, esa tía lejana, ese compañero de curso o conocido que todos tenemos en nuestros círculos a los que todo le sale mal. Aquellos que no dan pie con bola ni en lo sentimental/ familiar, ni en lo laboral, ni en lo económico. Esos que andan siempre en problemas y a los que -seamos francos- muchas veces tendemos a hacerles el quite.
La maestría de Bustamante -escritor chileno que merecería más fama de la que tiene- consiste en transformar este personaje estereotípico, y por ende predecible, en lo que E.M. Foster llama un personaje redondo -en oposición a uno plano-, de aquellos que sorprenden y enriquecen nuestro conocimiento de la condición humana.
Carlos Overnead es un nostálgico empedernido, añora su mundo rural, ese campo de Cauquenes donde nació y se crió y que su padre vendió para pagar deudas y despilfarrar el resto. De ahí en adelante, todo es cuesta abajo para este personaje casi de otro siglo, quien se siente educado “para cultivarme, no para trabajar”. Bueno para el box y el trago, la buena pinta, la simpatía y su excelente gancho izquierdo no le servirán, sin embargo, para enfrentar la realidad del Chile de fines del siglo XX en que está ambientada esta excelente y entretenida novela.
Claramente Carlos Overnead “trae consigo lo imprevisible de la vida” que exige E.M Foster para esos personajes capaces de sorprender. Con su voz tan propia -la única que se escucha en todo el libro y que Bustamante compone con arte y amenidad- el protagonista/narrador nos envuelve en su relato, provocando un sin fin de reacciones, a veces contradictorias, a medida que intenta dar razones del por qué de sus “tropiezos”. Es un personaje complejo, irrita fácilmente con sus aires de superioridad, aunque también saca más de una risa con sus salidas tan criollas y sinceras, a la vez que divierten sus brotes de optimismo delirante. Chocan sus exabruptos de violencia, o su inconstancia casi patológica pero también estremece su honestidad a medida que pasan los capítulos y su vulnerabilidad se hace evidente cuando declara haberse amistado con la derrota y -lo que parte el alma-, haberse acostumbrado al abandono.
La novela está escrita en formato epistolar. Carlos le escribe a su primo Francisco, una especie de Théo van Gogh moderno, al cual el protagonista recurre toda vez que está en aprietos, esto es, a cada rato. Le pide plata, trabajo, que lo saque de la pensión de mala muerte donde ha caído; que venga a buscarlo a la clínica psiquiátrica donde, según dice, lo han internado por alcohólico, aunque la cosa parece más seria. Por lo que nos cuenta el protagonista, efectivamente este querido primo y amigo de infancia con quien jugaba en el fundo del sur, lo rescata de todos sus tropiezos, lo saca de la cárcel, incluso del país cuando ya su permanencia se hace insostenible. Sin embargo, nos ponemos dudosos y no sabemos si al final del día lo que quiere Francisco es sacárselo de encima. Y quién lo culparía, Carlos no es un personaje fácil.
Aunque toda la información la recibimos de voz de Carlos -no conocemos las cartas de respuesta de su primo Francisco-, el autor deja entrever con gran habilidad a medida que avanza el relato, que hay otras versiones que completan la del protagonista, las cuales éste no es capaz de reconocer. Bustamante consigue así el doble efecto de hacernos empatizar con el dolor de Carlos, de que nos identifiquemos con muchas de sus debilidades o al menos comprendamos de dónde vienen y, por otro lado, que nos hagamos un juicio propio -diferente del de Carlos- respecto de las reacciones de los otros personajes, sus ex esposas, su familia, sus amigos y de la relación que tiene con ellos.
A través de ello, me parece que Oscar Bustamante realiza de manera efectiva la promesa de la novela como género, vista según E.M. Foster. Dice el autor de “Howards End” y “Pasaje a la India” que, a diferencia de la vida real, en la novela “podemos conocer a las personas perfectamente”. Sostiene que el novelista debe saber todo sobre su personaje; puede que no lo cuente todo, pero debe transmitir la sensación de que, aunque el personaje no se explica, es explicable. Así, concluye Foster, en la novela podemos encontrar “una compensación de lo oscuras que son (las relaciones humanas) en la vida real”.
Oscar Bustamante ciertamente conoce a fondo a su personaje y nos hace atisbar en los recovecos de relaciones humanas complejas, por lo que al final del relato creemos comprender cómo funcionan. Con cuidado y de manera meticulosa, ha creado un personaje complejo y completo; con una voz coherente, única, que nos engancha hasta la última página cuando sentimos que lo conocemos a fondo, desde su historia familiar hasta sus más mínimas reacciones. Su evolución, a medida que transcurren los “rounds” de este combate de box que es su vida, nos parece lógica, que no es lo mismo que predecible; es un proceso humano, un cambio propio de una persona, no de un estereotipo. Lograr delinear y transmitir con semejante oficio y nitidez un personaje lleno de matices como Carlos Overnead es a mi juicio el mérito de Bustamante en esta novela que recomiendo rotundamente.
Oscar Bustamante (Talca, 1941-2013), de profesión arquitecto, empezó a escribir en la cuarentena y recién publicó su primer libro a los 50 años, “Asesinato en la cancha de afuera” (1991). La novela “Recuerdos de un hombre injusto” (1994) lo consagró como novelista; “Explicación de todos mis tropiezos” (1995) recibió el premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura a la mejor obra inédita y “El jugador de rugby” (2008) obtuvo el Premio de la Academia Chilena de la Lengua 2009. Antes de morir en 2013, publicó otros libros de cuentos y novelas, una obra bastante prolífica, considerando el corto periodo en que escribió.
Confieso que no conocía a Oscar Bustamante hasta que este libro, como todas las cosas buenas, me llegó por pura casualidad. Mi hija que estudia literatura me había encargado le buscara en mi viaje a Chile algún autor chileno que describiera a un personaje en una clínica psiquiátrica, para un trabajo de universidad que tenía que hacer. No fue fácil, pero gracias a la ayuda de mi hermana y al dato de una de sus amigas (¡gracias Duñi!) supe de su existencia. Dar con el libro tampoco fue sencillo, pero finalmente lo encontré gracias a las gestiones de Alberto, el experto librero de la librería Laberinto (Av. Vitacura al llegar a El Mañío), quien me lo consiguió justo a tiempo, antes de subirme al avión de regreso.
Para quienes no viven en Santiago, también pueden encontrarlo en línea en forma de e-book, en sitios como casadellibro.com o agapea.com, entre otros.
Título: “Explicación de todos mis tropiezos”
Autor: Oscar Bustamante
Editorial: Uqbar Editores, 2009
ISBN: 978-956-8601-45-4
Número de páginas: 178
He descubierto tu blog gracias a «El primer capítulo» y me alegro porque me gusta lo que he encontrado aquí.
Es un placer también invitarte a que te des un paseo por «El zoco del escriba» para que sigamos charlando de lo que prefieras mientras nos tomamos un té con hierbabuena.
Mucho ánimo con todos tus proyectos.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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Gracias Alberto por tu visita y me alegro que te guste mi blog. Acepto encantada el té en “El Zoco del escriba”, me encanta leer tus vivencias en ese lindo país. Ah, y felicitaciones por tu novela, estaré atenta!
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Muchísimas gracias por tu comentario. Será un placer informarte.
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